En la estación de policía, los compañeros de Medina, observaban a este con un marcado iteres. El morocho se encuentra inmerso en los informes de un nuevo caso con el ceño fruncido, había llegado al lugar en silencio y no había hecho ninguna de sus características entrada, algo que llamó mucho la atención de todos los presentes. Ian sabía que no era resaca lo que tenía, porque la noche anterior se había marchado con Noe, por lo que su conclusión tenía que ver con el morocho y la chica vampiro. Algo había pasado entre ellos.
—Tus cejas se convirtieron en una sola —bromea el rubio sentándose a su lado.
—¿Qué carajo se supone que significa eso? —gruñe Gaby sin levantar la vista de los papeles.
—Que estas enfadado —responde una voz femenina detrás de ellos, provocando que ambos se volteen hacía la voz, encontrándose con Noe parada en la puerta de brazos cruzados—. Podría buscar una pincita y depilártelas —El ceño de Gaby se hace más profundo—. Al menos para separarlas —entona elevándose de