Faltaba un día para que volviera, cuando escuche un vehículo entrar en el recinto de la casa
— Tranquila siñorina, es Marco el chofer — me dijo Gina
Del vehículo bajo un muchacho joven vestido de negro con una gorra. Gina y él se saludaron con un caluroso abrazo dirigiéndose despues hacia donde yo estaba.
— Buenas señora, soy Marco su chofer, el señor me ha pedido que la recoja — me dijo
— Hola Marco ¿Dónde está el señor?
— Está en su oficina, pero me ha pedido que la lleve a su restaurante — me dijo
Subí al dormitorio para cambiarme de ropa, metiendo en mi bolso la documentación que encontré en la casa y ropa mía porque no pensaba llegar hasta el restaurante, mi intención era salir de la limusina en cualquier semáforo rojo y correr hasta perder al chofer. Mi pensamiento era solo para mi hijo, si Fabricio me amenazó de muerte ¿Qué intenciones tendría con mi niño?
Subimos a la limusina poniendo Marco rumbo al restaurante, el segundo semáforo que se puso en rojo y el ch