Bastián no la veía con rabia o decepción, mucho menos parecía juzgarla, ¿cómo podría? Ella no era la culpable y él lo sabía.
Cuando por fin Carmen se atrevió a levantar la mirada hacia él, ella vio por primera vez, en los ojos de Bastián, una expresión que parecía ser compasión.
¿El CEO multimillonario frío y orgulloso podía sentir algo así?
— Gracias, Bastián… Muchas gracias, yo no sé qué hubiera sido si… — Carmen terminó de quebrarse, todavía nerviosa y reventando en llanto, ella abrazó a Bastián.
En ese momento, él se convirtió su refugio seguro, su salvador.
Bastián se impresionó por el abrazo de Carmen, la fuerza con la que ella se aferraba a él, temblando, mientras lloraba, él se quedó estático por un instante.
Pues después de todos los rechazos por parte de Carmen desde que ella se marchó, Bastián no se esperaba ese abrazo, pero la comprendió, por lo que no dijo nada, no fue necesario.
Él solo la recibió con los brazos abiertos, apretándola contra su pecho el tiempo sufi