Nora siempre ha sido una persona bondadosa y amable. Cuando su hermana le pidió que le prestara el vientre para ayudarla a tener un hijo, ella no dudó en hacerlo. Pero lo que no sabía era que el material genético que se usó para la inseminación no pertenecía a un donante anónimo, sino a un millonario llamado Jeremiah, quien había sido obligado por su madre a guardar su esperma. Todo parecía haber salido bien hasta que un accidente trágico cambió todo. La hermana de Nora y su esposo murieron, lo que dejó a Nora sola y embarazada. Sin saber qué hacer a continuación, Nora comenzó a luchar con su soledad y el peso de su nueva responsabilidad como madre soltera. Pero el destino tendría otros planes para ella. Desesperada por encontrar un empleo, acepta trabajar en el Hotel Beaumont del hombre, sin saber que es el padre biológico de su hija. El CEO le huye a los niños, así que, a sabiendas de esto, Nora ocultó ser madre, llevando a escondidas a su hija al trabajo. ¿Qué sucederá cuándo el millonario sepa que es padre de la traviesa hija de su empleada? ¿Qué pasará cuando la única manera de reclamar la herencia de su abuelo sea teniendo un hijo biológico? No perderá la oportunidad de aprovecharse con tal de obtener lo que desea. *** Nota: Comentar afuera, en la portada del libro, es importante para que la obra sea más reconocida. Dejar comentarios dentro del libro, entre los capítulos, es genial. Sin embargo, las reseñas, ya como señalé, será de peso para el crecimiento de la historia. Por favor, comenta afuera en la portada.
Leer másLa lluvia arreciaba con fuerza en la ciudad, mientras Nora caminaba por las calles mojadas en busca de aquella clínica que había sido su último recurso. Su hermana había intentado todo lo posible para quedar embarazada, y junto con su cuñado habían agotado no solo todos sus ahorros sino también sus esperanzas. Nora, que la noche anterior había confesado a su hermana lo que estaba por hacer, aun sentía un nudo en su estómago.
¿Sería capaz de llevar a cabo su plan de manera clandestina? Pero no había opciones, no podía permitir que su hermana cayera en la depresión y la tristeza a la que la habían conducido los innumerables tratamientos de fertilidad fallidos. Lo haría, era por su familia, era por el bienestar de todos.Estaba dispuesta a ir por ello.Nora se encaminó al lugar sintiéndose nerviosa, su vida estaba a punto de cambiar pero valdría la pena. Entró en la clínica, el lugar era pequeño pero agradable, las paredes pintadas de blanco estaban adornadas con algunos cuadros y había una recepción con una secretaria que sonrió al verla entrar.Tomó una bocanada de aire antes de hablar.—Buenos días —saludó deteniéndose frente al mostrador de vidrio.—Buenos días ¿En qué podemos ayudarle? —preguntó la secretaria.—Tengo una cita para una inseminación —respondió Nora lentamente, tratando de controlar los nervios que estaba sintiendo.—Tome asiento por favor, le indicaré cuando sea su turno —señaló las sillas de metal donde algunas personas esperaban ser atendida.Nora estaba nerviosa mientras aguardaba su turno en la clínica de fertilidad, concentrada en los pensamientos sobre su tratamiento de inseminación. De repente, su atención se desvió hacia un hombre apuesto y elegante que entró en la sala de espera, llevando un portapapeles y un bolígrafo en la mano. Se quedó mirándolo mientras él se acercaba al mostrador mostrando sus credenciales.—Tengo prisa, ¿Sería posible que esto tome menos de cinco minutos? —inquirió acomodando su traje negro.—Hablaré con el doctor para que sea atendido lo más pronto posible, señor. Puede esperar un momento allí sentado—dijo la recepcionista dirigiéndose hacia el consultorio del médico encargado.Jeremiah se sentó al lado de Nora quién lo miró de reojo, notando que estaba tenso en su puesto, no dejaba de mover su pierna con inquietud mientras esperaba con impaciencia su turno en la clínica de fertilidad, enfocado en el hecho de que estaba allí para congelar su esperma. Estaba tan absorto en sus pensamientos que no se dio cuenta de la mujer que estaba sentada justo a su lado hasta que una enfermera la llamó y Nora respondió enseguida, llamando la atención de Jeremiah.Le pareció una mujer saludable como para estar allí, en una clínica. ¿Estará enferma? Se preguntó él sin saber por qué sentía curiosidad por aquella joven.Sin embargo, la secretaria interrumpió haciendo que Jeremiah apartara la mirada de Nora.—El doctor Jones lo está esperando —anunció señalando hacia el pasillo donde estaba el hombre de bata blanca.Jeremiah se incorporó de la silla y le dedicó una última mirada a Nora antes de encaminarse hacia el pasillo.—¿Estás listo? —inquirió el doctor y él solo se limitó a asentir, no muy convencido de lo que su madre le había obligado a hacer.Por otra parte, la enfermera le entregó un formulario con preguntas y Nora lo llenó con rapidez. Pocos minutos después, el médico Smith la condujo a una pequeña sala donde comenzó a explicarle cómo sería el procedimiento.—Es un procedimiento simple —dijo el médico, sonriendo amablemente —. Primero, le daremos algunas hormonas para estimular sus ovarios. Luego recolectaremos los óvulos maduros y los fertilizaremos con esperma de donante en un laboratorio. Finalmente, implantaremos uno o dos embriones en su útero. Es un proceso rápido y sin dolor, pero el éxito es incierto.Ella lo miró.—¿Qué tan incierto? —preguntó Nora, preocupada.El doctor acomodó sus lentes que se habían bajado al puente de su nariz.—Bueno, todo depende de cada caso en particular. Algunas pacientes quedan embarazadas en su primer intento, otras pueden tardar un poco más. Pero teniendo en cuenta que nuestras tasas de éxito son bastante altas, siempre y cuando se sigan cuidadosamente las instrucciones que le daremos —explicó el hombre mayor.Nora asintió con la cabeza, entendiendo lo que el doctor le estaba diciendo. Era una última opción, pero valía la pena intentarlo por su hermana.—Sheyla, busca uno de los espermas que están almacenadas en el laboratorio —le ordenó a la chica nueva y esta asintió retirándose hacia el lugar.No obstante, el doctor Jones quien atendía a Jeremiah la detuvo en medio del pasillo.—Necesito que lleves este frasco al laboratorio, colócalo en un lugar seguro —ordenó y Sheyla asintió.La enfermera nueva se sentía muy nerviosa en su primer día en la clínica. Sabía que era importante hacer todo bien, pero sus manos temblaban y su mente se sentía confundida. Cuando el doctor le pidió que llevara el frasco de esperma de Jeremiah al laboratorio, ella tomó el frasco y se apresuró a hacer los que le había ordenado el doctor.Sin embargo, al entrar al laboratorio se vio en un gran aprieto. Todos los frascos que habían allí eran del mismo color, por lo que no tenía idea cuál era precisamente el que el doctor Smith le había pedido. Sheyla comenzó a sacar uno por uno revisando el indicado, pero de pronto uno de los frascos cayó al suelo derramando su contenido.—Oh por dios —se apresuró a recoger el desastre ocasionado.Limpió rápidamente el suelo y se aseguró de tirar el frasco roto en un lugar donde nadie lo notara. Guardó todos los demás en su lugar tomando el que había traído allí y pertenecía a Jeremiah, y regresó al consultorio del doctor Smith.En el camino hacia el consultorio, su mente seguía divagando y pensando en todas las cosas que debía hacer bien para no ser echada de allí, no podía permitir otro error en su primer día. De repente, se dio cuenta de que había llegado al cuarto donde se estaba realizando la inseminación de Nora. Entró con prisa, sin mirar demasiado, y entregó el frasco de esperma al otro doctor sin siquiera pensarlo.El doctor tomó el frasco y lo revisó rápidamente, diciendo que todo parecía estar en orden. Pero la enfermera nueva no se había dado cuenta de su error, y se alejó sintiendo un gran alivio de tener una tarea menos en su lista.Después de terminar el proceso de inseminación, el doctor le permitió a Nora ir a casa recordándole venir dentro de dos semanas a buscar los resultados.Nora se encaminó a la salida y avistó a lo lejos a Jeremiah quién parecía tener prisa, lo siguió con la mirada hasta perderse en la puerta. Por alguna razón había sentido intriga de aquel hombre aunque nunca lo había visto en su vida.Había pasado una hora, el tiempo le había parecido eterno a Nora y Sofía quienes habían ido a buscar a Elliot al aeropuerto. El Chef había estado de viaje debido a un proyecto de trabajo que finalmente había culminado, y apenas estuvo listo tomó el primer avión de regreso a su hogar. El proceso de duelo de Elliot tras la muerte de Marlene lo llevó a viajar a Italia en busca de paz y tiempo para sanar. Pero le surgió una oportunidad para ampliar sus conocimientos, haciendo que se quedara dos años más en la ciudad. Sin embargo, cuando se enteró de la alegre noticia del matrimonio de su hermano, no pudo evitar regresar a Nueva York de inmediato. Aunque había tenido sentimientos románticos hacia Nora, sabía que no debía interferir en el amor que ella y Jeremiah compartían.Decidió superar esos sentimientos y enfocarse en su sueño de abrir su propio restaurante, el cual se encontraba cerca del hotel de su hermano. Quería apoyar a Jeremiah de todas las formas posibles y
Cinco años después...El aroma a humo se filtró por la rendija de la puerta, provocando que Zoe arrugara la nariz, preguntándose qué nuevo invento habría hecho su padre esta vez. Se levantó del suelo con precaución para no arruinar su dibujo y se apresuró por el pasillo, descendiendo las escaleras rápidamente. Tapó su nariz debido al desagradable hedor que invadía la casa.—Papá —llamó, pero nadie respondió.Confundida, se acercó a la cocina en busca de su progenitor, pero solo encontró un caos. El humo llenaba el ambiente por todas partes y el pavo estaba completamente carbonizado. Miró a su alrededor, sorprendida al ver que las ventanas estaban abiertas.De repente, Jeremiah emergió entre la neblina de humo, luciendo un delantal y sosteniendo un extintor. Su rostro estaba cubierto de harina. Al darse cuenta de la presencia de su hija, apretó los labios en una fina línea. Se rascó nerviosamente la nuca, presentía que sería el hazmerreír en la cena.—Oh, princesa..
—Lo siento, debe ser difícil para ti todo esto —murmuró compadecida por él—. Puedes expresar lo que sientes, te ayudará...—No, no quiero hablar de eso. Desearía borrar los recuerdos que tengo para no sentir pena y, al mismo tiempo, lástima por una mujer que ha hecho tanto daño —emitió Jeremiah, su voz reflejando el resentimiento que albergaba. Pero lueg, su expresión se suavizó al mirarla—. En fin, cambiemos de tema y explícame algo que me tiene intrigado. Parece que me he perdido algo.Nora asintió en comprensión, entendía que todo aquel asunto de Sussan era delicado para él. Y respetó su decisión, no volvió a tocar más el tema.—De acuerdo, ¿qué quieres que te explique? —quiso saber.—¿Cómo es que tú y Jane se ven tan unidas? —indagó él, sin poder evitarlo.—Bueno, la verdad es que tampoco imaginé que nos llevaríamos bien. Pero simplemente sucedió así —se encogió de hombros, lo que provocó que Jeremiah soltara un bufido, mostrando su inconformidad con su respuesta—. Hace días, Jane
Jeremiah sintió un nudo en la garganta al escuchar el amor y la ternura con la que Nora pronunció su nombre. Era como si todas las preocupaciones y el miedo que había sentido se alejaran al instante en el que se encontraron sus miradas.Aunque Nora no podía ocultar la angustia que aún brillaba en sus ojos, Jeremiah notó el alivio que irradiaba su rostro al verlo despierto. Su mano temblorosa alcanzó a acariciar la mejilla de Jeremiah, mientras sus dedos recorrían con delicadeza la fina línea de barba que comenzaba a crecer en su rostro.—Nora... —susurró Jeremiah con un hilo de voz, apenas audible entre el silencio de la habitación—. Estoy bien, no llores, cariño.A pesar de que el dolor punzante en su cabeza seguía allí, la presencia reconfortante de Nora parecía atenuarlo un poco. Había estado inconsciente durante horas, horas en las que Nora había estado allí, en silencio, velando por él.Con una mezcla de dulzura y preocupación, Nora se acomodó más cerca de Jeremiah, envolviendo s
Al llegar al hospital, Nora fue ingresada de inmediato a la sala de emergencias. Al despertar, sus ojos recorrieron el lugar sintiéndose desorientada. Pero los recuerdos llegaron a su mente cayendo como un balde de agua fría.Intentó levantarse de la cama, pero Jong se lo impidió.—Nora, tranquila —la detuvo por los hombros haciendo que ella volviera a recostarse en la cama.Sus ojos miraban hacia todos lados, en busca del dueño de sus pensamientos.—Je-jeremiah, ¿Cómo está él? —balbuceó.Jong apretó los labios en una línea fina, sin estar seguro de decirle la situación complicada en la que estaba su mejor amigo. —Lo han llevado a emergencia, aún no sabemos nada, Nora—se limitó a decir sin entrar en detalles.La desesperación la embargó, Nora comenzó a sollozar imaginado lo peor. Se sentía culpable por lo que había sucedido, y de solo pensar en lo que podría pasarle a Jeremiah le causó terror. —Dime que estará bien, por favor... Él debe vivir —pidió en medio del llanto—. Prométeme q
Estaba decidido a confrontar lo que había evitado durante esa semana. Sabía que debía hablar con Nora sobre lo sucedido en la clínica de fertilidad, donde su esperma había sido utilizado para concebir a una hija de la que él no tenía conocimiento. Era consciente de que la situación se había vuelto aún más complicada y no podía seguir evitándola.Sin decir una palabra más, los dos se dirigieron a la casa de Jeremiah un lugar más tranquilo, alejados del bullicio del hotel. Mientras se dirigían al estacionamiento, Nora había olvidado su móvil y regresó a buscarlo, pero Jeremiah decidió esperarla en la auto.Por otro lado, Sussan aguardaba impaciente en su coche, acechando a la mujer que había causado parte de su ruina. Al reparar en ella, decidió llevar a cabo su venganza. Nora caminaba ajena al peligro inminente, el ruido ensordecedor de un motor acelerado hacía eco en el estacionamiento, pero ella no lo notaba. Sussan, con ojos llenos de odio, dirigía su vehículo directamente hacia su
Último capítulo