Mundo ficciónIniciar sesiónLa habitación que les habían asignado en el Palacio de la Zarzuela era demasiado elegante para la conversación que necesitaban tener. Las paredes estaban cubiertas con papel tapiz color damasco, y una lámpara de araña antigua colgaba del techo, proyectando luz suave que hacía que todo pareciera irreal. Como si estuvieran actuando en obra de teatro en lugar de desmantelando las fundaciones de sus vidas.
Enzo estaba parado junto a la ventana que daba a los jardines iluminados, sus manos en los bolsillos de su traje arrugado después de horas de reuniones imposibles. Valeria se había sentado en el borde de la cama con dosel, sus dedos entrelazados tan fuertemente que los nudillos se habían vuelto blancos.
Isabella permanecía cerca de la puerta, a distancia respetuosa







