Mundo de ficçãoIniciar sessãoLa sala de estar de la casa nueva se sentía demasiado pequeña para cuatro personas con demasiadas cosas sin decir. Valeria observó a Sebastián e Isabella entrar—él todavía apoyándose ligeramente en ella, su recuperación claramente incompleta—y sintió la irrealidad de todo presionando contra su pecho como algo físico.
Enzo cerró la puerta con un clic suave que resonó como disparo.
—¿Cómo supieron dónde vivimos? —Valeria encontró su voz primero, aunque sonaba extraña para sus propios oídos—. Esta casa es... nos mudamos hoy.
Isabella miró







