Mundo ficciónIniciar sesiónEl café Bella Luna quedó en silencio absoluto. Hasta la camarera dejó de limpiar las tazas, congelada por la tensión que saturaba el aire. Valeria sintió cómo la sangre se le helaba en las venas mientras miraba a Enzo parado en la entrada, su rostro una máscara de furia contenida.
—Enzo... —comenzó, poniéndose de pie tan rápido que la silla casi cayó.
Pero él la ignoró por completo. Sus ojos verdes, normalmente capaces de derretirla con una sola mirada, estaban clavados en Alejandro con una intensidad que prometía violencia.
—Afuera —ordenó con voz peligrosamente calmada—. Ahora.
Alejandro se recostó en su sill







