Mundo ficciónIniciar sesiónEl apartamento de Valeria se había convertido en su refugio durante las últimas semanas. Después de todo lo ocurrido con Enzo, necesitaba un espacio donde pudiera respirar sin sentir que el mundo se le venía encima. La tarde caía sobre Madrid, tiñendo el salón con tonos anaranjados que se filtraban a través de las cortinas entreabiertas.
Valeria se sirvió una copa de vino tinto, dejando que el líquido carmesí girara hipnóticamente dentro del cristal. Llevaba puesto un conjunto de algodón gris, cómodo y sencillo, el cabello recogido en un moño despreocupado. No esperaba visitas. No quería visitas.
El timbre sonó, sobresaltándola. Dejó la copa sobre la mesita de centro y frunció el ceño. Nadie sabía que estaba allí, excepto Lucía, pero su amiga le había prometido darle el espacio que necesitaba.







