Esmeralda miraba hacia la pared. Estaba tranquila de saber que Kenton no volvería a tocarla y se sentía aliviada, aunque también con ciertas sensaciones desconocidas en su cuerpo. ¿Por qué sentía esas palpitaciones en su zona íntima?
  -Esmeralda, perdóname- Kenton intentó que ella lo mirara, pero se apartó más de su contacto
  -Cumplí el trato, ¿Se le ofrece algo más?- Le habló con frialdad y de peor humor porque solo apretando sus piernas juntas podía aliviar un poco esa sensación íntima desconocida
  -De nuevo me tratas como a tu jefe- Comentó con frustración- Te quedaste con ganas y entiendo que estés molesta, pero puedo ayudarte con eso si me dejas
  -Solo tengo ganas de ir a mi apartamento y dormir- Se negó diciendo una verdad a medias porque al llegar a su apartamento lo último que haría sería dormir
  Kenton dejó de insistir y se acostó mirando el techo. Él había arruinado la noche. Tantas veces le había pedido a Esmeralda estar juntos y cuando lo lograba todo salía mal.