Me acerqué a Astrid pero ella salió corriendo al verme, lejos de verse dolida o molesta más bien se divertía. Esta mujer en definitiva era todo un caso.
— ¿Acaso se puso así en la otra ocasión? — el padre asintió al igual que Angelique — ¿Qué fue lo que hicieron ese día?
— La difunta señora Sallow la regañó bien fuerte, me dolió ver a Astrid llorar el día de su primera comunión pero es que hizo todo un desmadre.
— ¿Acaso fue el día de su primera comunión? Pero mi madre, en fin — la miré sacarme la lengua como si fuera una niña — ¡Astrid Sallow deja de comportarte como si fueras una chiquilla! Muestra que tu abuela te supo educar y ya no des más molestias.
Astrid lloró ante la regañada y después de eso sus ojos se pusieron en blanco entonces corrí para sujetarla entre mis brazos. Nos fuimos a la mansión y me encargué de cambiarla de ropa una vez que estuvimos en el cuarto que ambos compartimos.
— Mañana vas a amanecer con una resaca tremenda — le di un beso en la cabeza — eres todo un