Escasamente me dan tiempo para bañarme, cuando ya tienen el gran bus parqueado en la puerta de la casa. Como era de esperarse, no necesito preocuparme por la comida o las maletas que deberán llevarse para las vacaciones.
En especial, cuando incluso para preparar a mi hija cuento con mucha ayuda. Por eso, cuando bajo a desayunar, el caos de las vacaciones se nota. Después de todo, no hablan de otra cosa que no sea como van a consentir a mi hija.— ¿Si pueden escucharse cuando hablan todos a la vez? — pregunto ante el escándalo que hay.— Hola, finalmente bajaste, ya estábamos por ir a buscarte. — dice el señor Hawking.— Se los creo. — digo al ver como todos tienen sus maletines cerca y a Nadya con ellos siendo el centro de atención como lo será en todo el viaje.— Ven, siéntate y se parte de la conversación. Hablemos de todos los planes que