‘Gracias Dios, es más de lo que pedía, pero, no me sorprende, porque cuando das, lo haces en abundancia.’ Me digo mentalmente.
El hombre parece uno de esos actores que están en las películas de acción donde luchan contra cien y sobreviven a ello. Incluso me sorprende que los chicos choquen con las paredes y caen al suelo completamente destruidos. — ¿Quién eres? — pregunta Lucas con molestia. — Tu karma, quizás. — dice él presionando con fuerza el pie del hombre que destruyó el mío. Quiero burlarme de eso, regocijarme en su maldito dolor, pero, ni siquiera puedo hablar porque mi propio dolor no me lo permite. — Llévame al hospital, no puedo permitir que mis padres me vean así. — susurro angustiada por cómo se encuentra mi cuerpo. — Tranquila, puedo ayudarte. — Sí, lo estás haciendo ahora y te lo agradezco mucho, así que, abusaré de tu confianza y te imploraré que me ayudes, necesito ayuda. — digo angustiada. Él niega y regresa su atención al hombre que sigue consciente y me gusta que así sea, para ver como sufre. — No sabes con quien te estás metiendo. — dice Lucas con frialdad. — ¿Qué va a hacerme un cobarde como tu jefe que no sabe cómo tratar a una mujer? ¿Acaso te enviará de nuevo para matarme? Porque lamento decirte que necesitará más que fuerza de voluntad para acabar conmigo, bastardo. — dice el hombre misterioso. — Estás cavando tu tumba y no lo notas, eres solo un bastardo con un poco de suerte y muchos esteroides. Pero, eso te lo quitará mi jefe con unos tiros. — dice Lucas. — Por favor, déjame en un hospital y desaparece o va a matarte. — digo con dolor. El hombre me observa como si estuviera indignado por pedirle que huya, pero, ¿Qué otra cosa puedo decir cuando me he involucrado con un jefe opositor del ejército y la policía? Un hombre que no causa respeto si no, pánico al punto que nadie me advirtió o a mis padres. Por eso, no quiero que el único que me ha salvado aunque hay dos fincas cerca del límite donde me encuentro, pierda la vida por esa buena acción hacia mí. Sin embargo, no quiero que me deje sola. Las lágrimas acumuladas y la falta de iluminación me impiden verlo bien, pero, siento que él me calma, es como si de su cuerpo emanara una fragancia que me hace sentir a salvo aunque estoy en uno de los momentos más peligrosos de mi vida. — Yo no huyo, cuando me involucro en algo, lo hago con la certeza de que uno de los dos va a caer y no he tenido la primera derrota. — ¡Mi jefe te hará pedazos! — grita Lucas, pero, el hombre misterioso lo agarra del cuello y lo lanza tan lejos que por muy loco que sea, me hace sentir que fue una pelota de beisbol que se volvió un jonrón. ‘Esto no puede ser cierto.’ Me digo mentalmente. Aturdida, intento analizar lo que pasa, porque siento que estoy alucinando, que posiblemente el desespero por ser salvada me ha hecho pensar que mi destino es diferente, cuando estoy muerta por la gravedad de mis heridas. Pero, el hombre misterioso cuyo rostro no puedo ver por la poca luz que me permite tener la luna, se acerca a mí intacto, como si la pelea con tantos hombres no hubiese sido algo demasiado complicado. — Te encuentras a salvo, pequeña. — dice ella. — No sé quién eres, pero, por favor, no me dejes morir. — imploro temiendo que mis padres mueran del dolor porque su única hija morirá. — Estarás bien. — dice él acercándose a mí. Debería temer, en especial cuando lanzó a un hombre muy lejos como si fuera una piedra o algo menos pesado, pero, él no me genera miedo, si no, una paz extraña. ‘Es alguien que usa la violencia como si saludara a alguien… es algo común para él, pero, sigue sin causarme miedo. Él va a ayudarme mucho.’ Me digo mentalmente. Por eso, cuando él se acerca mi cuerpo no está alerta, si no que se relaja. El hombre misterioso que no me atrevo a preguntar su nombre por miedo a que eso cause que alguien escuche y le informe a Marcus, me sonríe. No me habla, solo me acaricia el rostro y lentamente, acerca su cabeza a mi cuerpo. El temor de que me haga daño es grande, pero, mi cuerpo no se muestra alerta y cuando sus labios tocan mi mano, me siento diferente. Algo pasa en mí, no sé qué es, pero, mi cuerpo mejora, es como si alguna puerta extraña se abriera para darme una mejor oportunidad de vida. Es una completa locura, pero, así se siente y es magnífico. Incluso, noto que un lazo se entrelaza entre su cabeza y mi mano como lo que se ve cuando en Harry Potter hacen el juramento inquebrantable. ‘¿Qué está sucediendo?’ me pregunto mentalmente. — Eres tú. — dice él mientras su mirada se torna de un rojo bastante atractivo. — ¿Qué? — Finalmente te he encontrado, mi pareja destinada. — susurra él y yo no sé qué quiere decir. Sin embargo, cuando sus labios tocan los míos, siento que en cualquier momento voy a levitar, es una conexión bastante… única, como si todo encajara perfectamente y el mundo mismo se detuviera para deleitarse de lo que estamos haciendo. ‘Esto está mal, se siente rico, pero, está mal.’ Me digo mentalmente. — No lo hagas. — Lo siento, me ganó la alegría de encontrarte. — susurra él. — Va a matarte. Si sabe que me has besado, va a matarte. Huye, sálvate de su maldad y no permitas que su poder te alcance. — ¿Por qué debería huir cuando mi lugar es aquí protegiéndote, mi luna? — pregunta él mientras un ruido se escucha en el lugar interrumpiendo nuestra burbuja personalizada. El hombre gruñe y contesta lo que es un teléfono. — ¿Qué pasa? Estoy… haré eso después, primero tengo que llevar a mi mujer conmigo. — dice él y yo entro en pánico al punto que lo muerdo con fuerza y me levanto rápidamente para patear su entrepierna y huir. ‘¡¿Qué estás haciendo?!’ me grita mi mente mientras yo corro hacia mi casa.