Intento procesar lo que acaba de decirme, porque no es lógico que un hijo se comporte de esa manera delante de su padre, siendo este el hombre con el que más respeto debe mostrar.

‘Así no es como las personas actúan en el campo.’ Me digo mentalmente.

— ¿Qué has dicho?

— No escuchaste mal, realmente nuestro matrimonio es el regalo de bodas de mi padre. — dice él como si fuera algo sin importancia.

— Esto debe ser una maldita broma. — digo y de inmediato, me arrepiento porque no es bueno maldecir.

— Vaya, los de pueblo también insultan, pensé que solo se quedaban callados. — dice él dando un paso al frente.

Estoy completamente aturdida y lo peor es que debo mostrarme ante un grupo de personas que lucen tan atemorizantes que no es posible para mí moverme. Sin duda, estoy lejos de donde debería estar y haciendo lo que no