Massimo había quedado sorprendido al ver el contacto que le estaba marcando, procedió a contestar.
- Hola…
- ¡Hola Sr. Pellegrini! – Dijo la chica con nervios. – Solo quería decirle…
- Dime…
- Bueno quería decirle que le agradezco mucho me haya llevado con bien a casa, me da mucha pena haberme pasado de copas, sé que lo que hice no estuvo bien, ¡Una disculpa!
- ¡No te preocupes! A todos nos pasa, pero debes ser más precavida, no todas las personas tienen buenas intenciones. – Dijo el hombre pensando en que él era uno de ellos, pero que, en este caso, había algo en la chica que le hacía sentir diferente.
- ¡Si, de verdad que acaba de sonar como si fuera mi padre!
- Bueno con mi edad, bien podría serlo, tengo un hijo de tu edad.
- Si tiene razón, oiga solo marcaba para disculparme y para preguntar si aún estaba interesado en las fotografías que me comento.
- ¡Claro! ¡Eres muy buena en ello! No puedo contratarte como mi asistente, tal como lo quieres, pero si puedo comprar algunas de tus