Massimo regresó a casa, aunque entró a esta con sumo cuidado, Alessia ya le estaba esperando en la sala.
- ¿De dónde vienes? - Dijo Alessia molesta.
- Tuve una reunión de negocios en el centro y vengo de cenar. – Respondió Massimo en un tono indiferente.
- ¿Tu cena era con una zorrita llamada Antonia?
Massimo se quedó en silencio pensando cómo era que su esposa se había enterado de la chica.
- ¡No me quieras ver la cara de idiota! Sabes bien que tengo ojos y oídos en todos lados.
- ¡Hay Alessia! Algo más deberías haber aprendido de la abuela Caterina, que, aunque ya muerta sigo escuchándola contigo.
- ¿Quién es esa escuincla? ¿Otra posible demanda? Está por lo menos ¿es mayor de edad o voy a enterarme que andas revolcándote con una menor de edad? De verdad Massimo, no te entiendo porque me haces esto, tú no eras así, ¡Tú me amabas! - Dijo Alessia dejando caer un par de lágrimas que no pudo contener.
- Alessia no voy a caer en tus chantajes, ya te lo dije, ¡No te amo y tú tampoco! De he