Queridas lectoras Deseo que estén disfrutando de la historia de Guadalupe, estoy trabajando para subir mas capítulos. Poco a poco irán viendo como se desarrolla todo este enredo.
Pietro muy temprano, se levantó y preparó las cosas con las que irían a dejar a Guadalupe. Le dolía verla en ese estado, pero él no podía ayudarla. Esa ayuda debía venir de alguien experto; solo el tiempo y la terapia, podrían sacarla de este bache. Aurora, hasta el momento, no había visto a su amiga, pero la acompañaría en todo ese proceso.- ¡Pietro no pierdas cuidado! Yo la puedo llevar e instalar, solo firma la carta compromiso que dejó la doctora y me encargaré de todo. - dijo Aurora con ese aire despreocupado de siempre.Pietro recibió un mensaje de la abuela Caterina, donde le pedía que llegara lo más pronto posible a Lazio. Esta petición le pareció extraña, pero no preguntó. Cuando la abuela hacía algo, todo tenía un motivo y una razón.Aurora entró cuidadosamente a la habitación de Guadalupe y vio a la chica sentada en la orilla. Ella ya se había cambiado, llevaba una blusa holgada beige y unos pantalones holgados color blanco, se había puesto unas bailarinas al mismo tono,
Leonardo y Massimo vieron cómo la abuela Pellegrini daba ese efusivo abrazo al misterioso hombre que recién acababa de llegar y que llamaba Marco, Marco Barzinni.- Pietro, dudé un poco cuando la abuela Pellegrini dijo que estarías en la reunión. - dijo el hombre, aparentemente conociendo a Pietro.- Marco, ¡Es una gran sorpresa volverte a ver, hermano! - dijo Pietro mostrando mucha familiaridad.- ¿Ustedes dos de dónde se conocen? – Dijo la abuela intrigada.- Nos conocemos del hospital, él y yo… - Trató de responder, Marco, pero fue interrumpido por Pietro.- Creo que debemos pasar a la sala de juntas, hay mucho de que hablar. – dijo Pietro antes de que Marco dijera algo más.- ¡Tienen razón! Ahora que ya estamos todos, podemos pasar a la sala de juntas. Marco, querido, necesito que solo estemos los 5 y Federico, ¿Puedes dejar a tu personal de seguridad esperándote aquí afuera?- ¡Entiendo! ¡Esperen aquí, por favor, cualquier cosa que necesite les estaré avisando! - dijo Federico re
Mientras todo eso ocurría en Lazio, en La Toscana, Aurora acompañaba a Guadalupe al auto, Leopoldo subía una pequeña maleta a la cajuela y salían con rumbo a la clínica “Di Santa Rosa”.Cuando llegaron ahí, era un edificio blanco rodeado de jardines. El lugar tenía un aura de tranquilidad, era un lugar muy exclusivo. La doctora Serra ya las esperaba en la puerta para darle la bienvenida a Guadalupe.- ¡Hola, Guadalupe! Me da gusto que hayas aceptado venir, sé que te podremos ayudar mucho aquí. Vamos a registrarte. – dijo la doctora Serra indicándoles el camino.Guadalupe dudó por un momento, pero Aurora le tomó la mano y dijo:- ¡Todo estará bien! ¡Tú puedes! ¡Eres fuerte! ¡Vamos, yo te voy a acompañar y no te dejaré sola! Con esto dicho, Guadalupe comenzó a avanzar. Vio que había muchas personas en el lugar, y nadie parecía estar enfermo. No se explicaba por qué estaban ahí.Luego de entregar la carta firmada por Pietro y ayudar a Guadalupe a registrarse, Aurora tuvo que retirarse,
Después de escuchar todo lo que la abuela Caterina acababa de decir, Leonardo se encontraba furioso, Massimo no podía creer lo que acababa de escuchar y Pietro simplemente sonreía.- ¿De qué carajos te ríes, Pietro? – dijo Massimo furioso.- Me río de que ahora resulta que tu futura exesposa, será incluso más poderosa que tú o que yo.- ¡Eres un imbécil! – dijo Massimo mientras se levantaba de la silla y le señalaba con el dedo.Si la mesa de la sala de juntas no les separara, le habría asentado un fuerte golpe en el rostro de Pietro.- Madre, ¿Eres consciente de que los Pellegrini hemos trabajado para forjar este imperio?- ¡Lo soy! Pero este no es nuestro patrimonio. ¡Esto también es parte de Marco y Guadalupe! Fui demasiado tonta al pensar que lo aceptarían, pueden impugnar mi voluntad, pero legalmente esto ya está hecho.- Bueno, yo acepto con gusto mi 11 % de participación, ¡Gracias, abuela! Si ya no tenemos nada más que hablar, deberíamos irnos. Tengo que tomar un vuelo a Florenc
Al salir de la sala de juntas, Pietro y Caterina se dirigieron al aeropuerto, ahí ya los esperaba personal de Marco Barzinni. La abuela no se sentía del todo bien, pero se hacía la fuerte.Subiendo al avión privado, se encontró con Marco, quien los esperaba sentado, mientras revisaba algunos mails.- ¡Marco, querido! ¡Gracias por esperarnos! – dijo la abuela en un tono desanimado.- ¡No tiene nada que agradecer! ¡Lo hago con gusto! Además, yo también voy a Florencia. – dijo Marco mientras volteaba hacia la ventana.- ¡Discúlpenme, mis niños! Estoy un poco cansada, creo que voy a descansar en lo que llegamos. – dijo la abuela mientras se tapaba con una manta.No tuvo que pasar tanto tiempo para que la abuela se quedara profundamente dormida. Al ver esto, el par comenzó a tocar el tema de la junta.- Marco, ¿Tú sabías de esto? - preguntó Pietro intrigado.Marco lo vio fijamente a los ojos y dijo:- ¡No! Pero ahora explica por qué la abuela se ha preocupado tanto por mi recuperación. –
Luego de llegar a la mansión Pellegrini, Leonardo subió a su dormitorio y se encerró en él. No tenía ánimos para seguir hablando del tema, sabía perfectamente que Caterina había sufrido de las acciones de su padre, pero jamás imaginó el cambio en curso que darían las cosas en la actualidad.Massimo se encontraba molesto, no podía tranquilizarse, por lo que prefirió ir a casa de Alessia. Necesitaba hablar con alguien, desahogar lo que traía atorado y no podía dejar salir tan fácilmente. Se sentía traicionado, por su mente cruzaba la idea de que todo ello era un plan orquestado por su abuela y Pietro. Algo le decía que Guadalupe también podría estar implicada consiente o inconscientemente en el tema, si no ¿Cómo podría explicar que ella ahora sería una accionista? Y no cualquiera, sería la segunda mayoritaria.- Amor, ¿Por qué esa cara? - dijo Alessia mientras abría sus brazos para abrazarle.- ¡No he tenido un buen día! Hubo una junta con todos los accionistas de la compañía, la ab
Franco Amato era un hombre que estudió leyes, inicialmente trabajó como abogado corporativo y, por ende, esto le había ayudado a colarse en las filas de varias empresas.Entre ellas, el Grupo Priego y Socios, que en ese entonces era liderado por Lorenzo Pellegrini, quien había adoptado el apellido de su esposa.Este hombre, poco a poco, se volvió la mano derecha del presidente en curso. Todas las decisiones importantes, Lorenzo las consultaba con Franco, llegó el momento en que, el presidente encontró más factible firmar un poder para que Franco manejara la compañía.Después de ello, Franco Amato tuvo mano libre para hacer y deshacer lo que quisiera, por lo que cuando hubo oportunidad, las familias Priego y Barzinni quedaron fuera del grupo. Pietro Barzinni cedió sus acciones a Caterina bajo una exclusiva cláusula, al ver que su hijo hacía malos manejos en el negocio familiar.Los Priego por su lado, regresaron a México y dejaron en manos de Caterina el manejo de sus acciones.Franco
A la mañana siguiente, Alessia salió con el pretexto de ir con una amiga a desayunar y, no podía cancelar la reunión.Massimo se quedó hasta más tarde en la cama, era la primera vez en años que podía darse ese lujo.Leonardo se levantó y buscó a Massimo, pero no logró localizarlo en la mansión.- Emma ¿Has visto a Massimo? - preguntó el hombre, aun buscando a su hijo.- Ayer salió y aún no ha vuelto. - Respondió Emma educadamente.- Emma dime algo, ¿Cómo fue la relación de mi hijo con Guadalupe?- Señor, ¡Pienso que nunca fue buena! La señora se casó muy joven y el señor se aprovechó de ello. - dijo Emma molesta y con toda la sinceridad que encontró en ese momento.Emma soltó lo visto sin tapujos, ella llevaba años trabajando para los Pellegrini y existía confianza, por lo que al ver a Leonardo decidió contar la historia.Leonardo se quedó atónito al escuchar por todas las penas que hizo su hijo pasar a la chica. Llegó a la conclusión de que su hijo era un monstruo.Definitivamente, l