Massimo pasó todo el día en la mansión, acompañando a Guadalupe y ayudándola con la toma de sus medicamentos.
Pietro por su lado, no pudo soportar esta decisión y terminó marchándose demasiado molesto.
Llegada la noche, Caterina no perdió oportunidad para tratar de encender la llama entre ellos, así que prefirió cenar antes y retirarse a su alcoba antes que ellos.
Durante la cena, Leopoldo solo colocó dos lugares y Guadalupe quedó sorprendida.
- Leopoldo, ¿Y la abuela? - dijo la chica un tanto sorprendida.
- La señora está descansando, estaba un poco cansada y prefirió retirarse a dormir.
- ¡Oh, ya veo! - dijo tranquilamente Guadalupe.
- Me parece que solo cenará con el señor Massimo.
- ¡Oook! - respondió la chica nerviosa.
Guadalupe sintió una ligera punzada en el estómago, había permanecido tranquila con su presencia, pero eso no quería decir que no le incomodara.
La chica hacía un esfuerzo por mantener la serenidad ante los buenos tratos de su marido, pero ese truco ya lo conocía.
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