Teodore tomaba su tan acostumbrada taza de café por la mañana, mientras miraba cómo su ahora esposa devoraba todo lo que había servido en la mesa.
La pareja desayunaba en el jardín de su hermosa casa en la Toscana. Si alguien le pudiese preguntar al hombre cómo se sentía, definitivamente este les diría que se sentía enormemente feliz.
Luego de vivir años solo, luego de vivir años entre diferentes generaciones con Pietro, Aldo y Enzo. Ahora vivía feliz y tranquilo en la bella Toscana Italiana a lado de su hermosa esposa, que poco a poco se iba adaptando a su nueva vida.
Miraba a su mujer, miraba esos bellos ojos enormes que tenía. Ella poco a poco se iba adaptando a su nueva vida y las nuevas costumbres que veía en Italia.
No dejaba de ser la mujer servicial que siempre había sido, pero al menos ya no usaba esas ropas que cubrían todo su cuerpo. Su esposa hoy día poco a poco había ido dejando de decirle “mi señor” para decirle “amor”.
Sí, Teodore debía aceptar que era mucho mayor que s