Pietro y Guadalupe regresaron a casa, ella tomó una larga siesta mientras él conducía.
Mientras iba por el camino, Pietro pensaba en que había muchas cosas por arreglar. Había un bebé en camino y nada sería igual, necesitaba contarle las buenas nuevas a alguien y había papeles que arreglar.
Llegando a casa, al parar el auto, Guadalupe despertó y Pietro le abrió la puerta y dio su mano para ayudarle a salir. Al salir, la abrazó y levantó, diciendo:
- ¡Estoy emocionado! ¿Te imaginas una copia tuya corriendo por el amplio jardín? ¿Corriendo por la playa? - dijo el hombre emocionado.
- ¡Pietro aún es muy pronto! - dijo Guadalupe con timidez.
- ¡Sí, pero imagínalo! ¡En poco tiempo esta casa estará llena de juguetes y cosas de bebé!
- ¿Han dicho cosas de bebé, señor? - Dijo Angostina con duda.
- ¡Sí, Angostina, en poco tiempo habrá un bebé aquí! Pero nadie más que tú debe saberlo por el momento. - Dijo Pietro seriamente.
Guadalupe no pudo hacer más que sonrojarse, era obvio que Angostina es