Mierda. Me duele todo el cuerpo. ¿Se me cayó algo pesado encima? Siento como si me hubieran golpeado de pies a cabeza, sobre todo abajo, donde el ardor y el dolor son insoportables. ¡Joder! Claro que pasó algo entre Marcus y yo anoche… y terminamos de madrugada porque ya no podía más, me venció el sueño.
—Hmmmm...
Sentí que alguien me abrazaba por detrás, y enseguida sus besos recorrieron mi hombro y mi espalda desnudos.
—M-Marcus, no puedo moverme... me duele el cuerpo —susurré al notar sus manos explorándome otra vez.
¿Este hombre nunca se cansa?
Debo de estar hecha un desastre a estas horas, con Marcus encima.
—Lo sé, Evelyn. No voy a hacerte lo mismo otra vez. Solo quiero un poco de leche —me susurró.
Fruncí el ceño y, a pesar del dolor, me giré lentamente hacia él. Me quedé embelesada al ver su rostro frente al mío. ¿Por qué se ve como un ángel recién despierto? El cabello despeinado, los ojos brillando mientras me miran… esa barba incipiente que, en vez de restarle, lo hace ver