El problema no radicaba en el hecho de que Emmy fuera mi alumna, sino en lo que ella había empezado a sentir por mí. Desde aquella primera vez que la vi junto al buzón se metió en mis pensamientos, y tuvo un método muy inocente para seducirme.
─ ¿Adivina qué?
─ ¿Qué? ─le seguí el juego mientras conducía.
─Obtuve cinco en física, creo que ha sido mi día de suerte ─descansó su pequeña cabeza sobre el hombro del brazo con que sostenía el freno de mano.
─Bueno, no me sorprende, eres inteligente. Felicitaciones ─besé rápidamente su pelo ─. Ahora adivina tu la sorpresa que te tengo.
─ ¿Me llevarás otra vez a la playa?
─Ehm, no. Hablé con el comité académico sobre tu propuesta...
─ ¿En serio? ─se alejó de mí para mirarme fijamente ─, ¿qué dijeron?
─Eso intento decirte pero no me has dejado ─sonreí.
─Lo siento.
─No pasa nada, cielo. Bueno, han dicho que el campamento del río es buen lugar para la excursión, y que además ninguno de los estudiantes correrá peligro ya que es zona protegida.
─Exa