Capítulo 22

—¡Hostia puta! Pero, ¡qué pedazo de hombre!

—¡Jud!

—Lo siento, Mía, si te avergüenzo, pero es que está muy buenoooooooo —menciona Jud, riendo.

Mi amiga no tiene otra cosa que hacer, que lo mira de arriba abajo y después comienza a caminar rodeándolo para verlo mejor.

—James, lo siento mucho, ella es así —digo, disculpándola.

James, no duda ni un segundo, le responde a mi amiga, con un brillo travieso en su mirada.

—Puedes tocar si quieres.

Jud me mira con los ojos abiertos, y la muy sinvergüenza comienza a palpar su pecho y abdominales por encima de la camiseta blanca.

—¡Dios! Esto está durísimo, Mía, eres muy afortunada. Aprovecha este cuerpo, porque de estos hay muy pocos —suelta mientras me da un codazo.

No sé dónde meterme, esta mujer tiene un morro que se lo pisa. Sin embargo, parece que a James le divierte y comienza a reír a carcajadas. Nosotras nos miramos y nos unimos a él.

Cuando Jud se ha quedado conforme y ha dejado de acosar a James, decidimos entrar a la casa de Nati. J
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