Alondra se levantó temprano, preparó su propio desayuno y no hizo nada para Iker.
-¿Ya desayunaste?- Preguntó en lugar de saludarla
-Buenos días para ti también. Si, ya desayuné y debo irme- Miró su teléfono y le respondió el mensaje a Mauricio que ya estaba listo para acompañarla
-¿Y mi desayuno?- Creyó que ella lo había guardado en el refrigerador o tal vez en el microondas pero no había nada
-Muéstrame tus manos- El lo hizo extrañado- Están sanas, puedes prepararte tu propio desayuno. No creo que mueras por cocinar
Alondra lo dejó con la palabra en la boca y se fue. Iker se sirvió un vaso de agua y pensó en lo extraña que estaba su esposa. Él estaba seguro de que no le había hecho ningún daño ni que tampoco la había ofendido. Iba a mandarle un mensaje, pero decidió no hacerlo. Él se fue a trabajar sin desayunar y compró algo en el camino.
*
Mauricio tomó la mano de su amiga y observó sus uñas con desaprobación.
-Si vas a divorciarte tienes que verte como una diva y que entien