Jack Parte VII.
Ambos intercambiaron otra mirada rápida. Fue suficiente para que se me secara la boca.
—Jack… —dijo mi madre primero, con un suspiro—. No puedes cortejar ni emparejarte con la princesa del Norte.
—¿Qué? —solté una risa incrédula—. ¿Por qué no? ¿Es por mi secreto? Dudo que a ella le importe. ¿Es por lo que fui? Ya no soy ese idiota, lo juro, yo…
—No es eso —interrumpió mi padre, su voz como un trueno contenido—. Es porque te vas a emparejar dentro de un año.
Sentí un vacío en el estómago, como si me hubieran arrancado el aire.
—Eso no tiene sentido. ¿De qué estás hablando, padre?
—Cariño... tu aceptaste— dijo mi mamá despacio. —¿Lo recuerdas? Hace cuatro años...
Y entonces, las piezas comenzaron a encajar.
Un destello, una memoria vaga, borrosa… una noche de hace años.
Dolor de cabeza, el mundo girando, el sabor a vino amargo y la voz grave de mi padre hablándome sobre una rebelión...
Yo asintiendo sin entender.
Riendo.
Brindando.
Diciendo “sí” solo para que me dejaran irme a dormir.
—