Capítulo 38.
-La lista de lobos lo suficientemente mayores a los que le debe un favor es grande. Tendrás que ser más específica.
Resoplé divertida.
Ella era una fuente de información más confiable que sir Kyrian solo porque por una barra de chocolate me revelaría los secretos de la Corona. Y sir Kyrian no me diría nada sin una orden de mi tío.
-Alguien que pueda tener un hijo de pelo rubio, ojos azules y lo bastante alto como para que me dé tortícolis. Alguien al que le resulte incómodo pagarle el favor. No necesariamente el favor debe ser reciente... ¡Ah! Debe ser rico o su hijo debe ser rico.
Eso último lo dije por todo el orus que gastó en la subasta.
Ella lo pensó durante unos minutos.
Yo seguí concentrada en mi pañuelo. Una rama del que sobresalían flores de durazno.
Me había vuelto decentemente buena en el bordado.
-Tengo solo tres candidatos. - La abuela sirvió el té y me ofreció una taza. Lo tomé aunque ambas sabíamos que odiaba esa cosa. - Un mercader en el territorio tres,