Brown acababa de bajar del coche cuando vio a una joven que salía de la casa trasera.
“Maldita sea. Se vistió así a propósito.”
—Buenos días, señor.
Kylie se acercó, inclinando la cabeza con una sonrisa educada. Inclinó un poco el rostro, asegurándose de que él notara su peinado, distinto al de siempre.
“Vamos, coméntalo. Di algo sobre mi pelo. Atrévete a ignorarlo.”
Brown ni siquiera pestañeó.
—Señor, ¿qué le parece mi ropa? Este es el vestido que usted eligió para mí. ¿No le parece bonito? —dijo mientras alisaba la tela y volvía a tocarse el cabello, desesperada por conseguir una reacción. Hasta una crítica la habría hecho feliz.
—Por supuesto que es bonito —respondió Brown.
Su sonrisa se iluminó... hasta que él añadió:
—Es un vestido caro que la señorita Livia te compró. Claro que es bonito.
“¿Qué? ¿De verdad te niegas a comentar mi aspecto? Bien. Dos pueden jugar a esto.”
—Señor, ya he decidido algo: si otro hombre se interesa en mí, intentaré interesarme en él también —dijo con f