Dentro del probador—
—¡Cariño!
—¡Qué! —ambos levantaron la voz al mismo tiempo. Livia estaba claramente irritada. Todo aquello empezaba a parecerse demasiado al desastre de su fiesta de cumpleaños.
—Solo elige uno para que me lo ponga —dijo ella, suavizando el tono con una súplica dulce.
‘¡Estoy agotada! ¿Por qué esto se siente como un déjà vu?’
—¿Cuál crees que es mejor? ¿Este? ¿Aquel? ¿O el otro? —preguntó, sosteniendo varios vestidos en los brazos—. Elige el que creas que me queda más bonito y lo usaré.
—¿El más bonito? —la voz de Damian sonó con falsa molestia—. ¿Por qué habría de elegir el que mejor te quede? Voy a elegir el que menos te favorezca.
‘¿Qué? ¿De verdad existe gente así?’
Soltó los vestidos sobre una silla, la atrajo hacia él y apoyó la cabeza en su hombro.
—Pero, ¿por qué todo lo que te pones te queda hermoso? Seguro es porque tú eres demasiado hermosa. No soporto la idea de que los demás te vean mañana.
‘¡Qué excusa más absurda, joven amo! ¡Ni siquiera soy tan herm