Kylie caminaba de un lado a otro con nerviosismo frente a la sala de cuidados VVIP. Tenía las manos y las piernas temblando, y hasta los labios le vibraban. Su mente era un completo caos.
¿Cómo pudo pasar esto? ¿Cómo pudo desmayarse la señorita Livia? El señor Alexander no me lo va a perdonar esta vez. ¡Aaaah, por qué la dejé correr así hace un rato?!
El doctor Harris salió de la habitación y encontró a Kylie tan pálida como la paciente. Le tomó la mano con suavidad y la guió hasta un asiento. La mano de la joven temblaba con fuerza entre las suyas.
—Cálmate, Kylie. Ella está bien —dijo el doctor Harris con voz tranquilizadora—. Solo está agotada. Con un poco de descanso se recuperará.
—Pero, doctor… ¡se desmayó! ¡Se desmayó! Y pasó mientras yo estaba a cargo…
De repente Kylie se dio cuenta de que, cuidando a la señorita Livia, no había hecho nada bien. Todos sus errores desfilaron por su mente, haciéndola sentirse diminuta.
—Tranquilízate. ¿Ya lo contactaste? —preguntó el doctor Harr