—¡Cuñada!
Livia apenas había llegado al último escalón cuando Jenny la llamó, saliendo de la cocina con una caja de fresas.
Jenny la arrastró hasta una silla y luego la rodeó con los brazos, apoyando la cabeza en su hombro.
'¿Qué está haciendo esta chica ahora?'
—Oye, Jenny. ¿Qué pasa? —preguntó Livia, algo preocupada por aquel comportamiento tan inusualmente pegajoso.
—¡Cuñada, está con el corazón roto por un chico! —gritó Sophia desde el sofá, con las piernas encogidas y los dedos volando sobre el teléfono, sin prestarles mucha atención.
Tap, tap. Livia le dio unas palmaditas suaves en la espalda. —¿No se supone que ya tenías novio?
—¡Ese es el problema! —se quejó Jenny dramáticamente—. Hay un chico interno en la oficina. Es tan amable. ¡Creo que me estoy enamorando de él!
'¡Déjame primero!' Livia intentó zafarse un poco, pero Jenny se aferró más fuerte. Al final, suspiró y se resignó.
—Jenny, ¿sabes qué es más importante en una relación que el amor?
—¿Qué?
Livia volvió a darle unas