Había sido un fin de semana largo y lento.
Jenny y Sophia habían estado encerradas en la casa como adolescentes castigadas. Su plan—interrogar a Damian y llevar a Livia de vuelta con su familia—había muerto antes de empezar.
Todo por el bien de su cuñada.
Y por la paz de la casa.
Ahora tenían un nuevo lema: mantener feliz a la cuñada. Cuanto más feliz estuviera ella, más tranquilo estaría Damian. Y cuando Damian estaba tranquilo… la vida fluía con suavidad en todas direcciones.
En la casa principal, todos se reunieron frente al televisor de la sala, donde transmitían en vivo la ceremonia de inauguración del proyecto Green Lake.
El señor Matt se había superado otra vez. Tres vasos de jugo fresco alineados sobre la mesa, junto a un gran cuenco de fruta y una impecable caja de fresas, la favorita de todos.
Jenny entró de puntillas desde el vestíbulo, escondiendo tras su espalda una bolsa sospechosamente abultada. El crujido de los envoltorios de golosinas la delató.
Se detuvo al pasar fr