Amelia no podía creer que se había quedado como boba mirándolo, eso era algo que ella no podía permitirse. En ese momento se dio cuenta que a pesar de que hacía poco que no lo veía ya extrañaba escuchar su voz.
-Definitivamente me estoy volviendo loca – dijo Amelia para sí misma mientras recostaba su frente de una columna sintiéndose realmente frustrada.
-No amiga, el amor no es falta de juicio, ni tampoco una enfermedad – dijo Amarilis quien había salido tras Amelia.
Amelia se giró y abrazó a su amiga muy fuerte. Ella se sentía muy ansiosa por todo lo que le estaba pasando.
-Ya vámonos al consultorio del doctor Ramos por favor – dijo Amelia en cuanto terminó el abrazo.
Amarilis se limitó a asentir y ambas chicas se dirigieron al coche que Wanda había puesto a su disposición el cual ya estaba listo para el viaje pues en cuanto el chofer las vio salir se preparó para marcharse.
Cuando Amelia y Amarilis llegaron al consultorio del doctor ramos se acercaron al cubículo de la secretaria.