Cuando Adrian salió de la oficina de su primo Ricardo estaba alterado, pues se enteró de la manera más casual y absurda que sería padre con el amor de su vida, su cuñada debía saberlo y lo había callado, pero él hablaría con ella.

Una vez subió a la habitación tocó la puerta intentando mantener la calma, luego abrió y los encontró felices lo que le hizo bajarla intensidad de su frustración, no quería molestar su paz ni crear un desagrado pero si obtener un poco de información, —Buenas tardes, hermosa pareja, ¿Cómo están?, ¿Cómo esta mi sobrino hermoso.

—Lo vimos hace un momento, afortunadamente está excelente así que nos van a dar de alta mañana—, respondió Verónica emocionada.

—Cuanto me alegra saber eso, ya podremos cargarlo y consentirlo todos, quería preguntarte de manera sincera si Lorena vino a visitarte.

Ella y su esposo cruzaron la mirada, —No te mentire si estuvo aquí,

—¿Por qué no me dijeron nada?

—Piénsalo, quizá ambos se aman pero ahora mismo no tienes libertad de decidir