Cuando las empresas casi se van a la quiebra yo lo comprendí, entendí todo lo que debía hacer para sacarlas adelante. Emily, mi mejor amiga de toda la vida y amor de ese momento, pensaba que era un simple vicio de alcoholismo y ludópata compulsivo, pero no era así. Ella en realidad no vio lo peor de mí. Ahora, al igual que en ese momento hace tres años, yo bebía y jugaba, pero no como antes, me controlaba un poco más.
Saqué la empresa adelante estando en la mierda y el orgullo fue tanto que me metí de lleno en las tareas de informática, electrónica, cuentas y nuevas creaciones. Comencé a crear cosas que dejó a muchos impresionados, cosas por las que hemos ganado billones en estos dos años que he estado en la vicepresidencia y que ninguna otra empresa de la competencia ha podido lograr. Visitaba a mi psicólogo una vez a la semana y hablábamos de cosas triviales.
En un momento él me preguntó por mis vicios, ni siquiera me hizo incomodar el tema como siempre sucedía. Me di cuenta de qu