Misael
Cuando dije que dejáramos las cosas así, me refería a la conversación, no a la relación. Jamás pensé en terminar. Yo digo una cosa y ella hace otra. Me dice que me quiere, pero no puedo creerle. No coincidimos en nada, y en este momento, menos que nunca, siento confianza en ella.
Esa mujer me exaspera. Me cabrea hasta los huesos que sienta algo por ese tipo. No me saco de la cabeza las miradas que se daban. Ese ruso aún la ama, y aunque diga que lo olvidó, no puedo evitar dudarlo.
—¿Pelearon otra vez? —pregunta Liam, sentándose frente a mí.
—Digamos que hubo una confusión… y que me terminó —se ríe como si fuera un maldito chiste. Lo fulmino con la mirada mientras bebo de mi café.
—¿Te dio un ataque de celos brutal, verdad, amigo? —niega con la cabeza, riéndose—. ¿Fue por el tipo del otro día?
Asiento sin decir palabra, mirando a la nada.
—No parece mala persona. Se nota que aún la quiere, y eso no podemos negarlo.
—¿Cuál ataque de celos? No estoy celoso —respondo, indignado, vi