-Tienen que ser muchas cajas - murmuró.
-¿Usted?
-Corro, a veces por El Jardín de Turia, suelo ir con Jorge, solo que él se queda dibujando. Tiene un talento innato, como para la arquitectura.
-Siempre habla maravillas de su hermano, se nota que le quiere muchísimo.
-¿Por qué hablaría mal? Es uno de los pilares de mi vida.
-También Sharon y cuando la conocí más formalmente me dijo que estaba loca y era una descarada, que debía tenerle paciencia al principio. Y que no tuviese miedo, que aunque lo pareciese no iba a matarme.
-Pero fue con cariño - se defendió. - Le digo cosas peores a la cara.
-Puedo imaginármelo.
Cristina agradeció no ver a la señora White ni a su marido por los alrededores aún. Tiro de Juan hacia el pequeño campo de pádel que había alquilado, viendo un pequeño cartel con sus nombres donde ponía <
> junto a dos raquetas; bien preparado para la mentira de Cristina.-Aún no han llegado, a practicar - le dio una