76: Muy malo.
Lauren.
La alarma sigue sonando y aunque me estresa un poco, no dejo de dejarme besar por el moreno después de habernos entregado apasionadamente.
Hacía años que no dormía tan bien. Hacía años que no me sentía tan segura. Y ahora lo siento, a su lado, con sus brazos rodeando mi cintura, su nariz en mi cuello, atrapando mi cuerpo también con sus piernas, desnudos.
El olor a sexo vuela por los aires, y la mirada que nos damos con el calor de nuestros cuerpos friccionándose nuevamente, me hace sonreír feliz. Me duelen las mejillas, mi intimidad gracias a la fuerza explosiva de sus estocadas y mi espalda baja por ser abrazada con tanta fuerza hacia él, pero nada de eso importa. Mi corazón nada en un mar pacífico y cálido aun sabiendo que es muy probable que aparezca un tiburón o quizás una medusa lista para atacarnos y llevarnos a las profundidades del dolor.
Suspiramos, viéndonos a los ojos, y me erizo cuando sus labios chocan contra mi frente.
—¿Por qué llorabas ayer cuando te vimos?
Exh