Inicio / Romance / Please Daddy / Capítulo 2. Amante.
Capítulo 2. Amante.

Por supuesto que no le dije nada a Melanie, ¿Qué debía de decir?, me cogi* a tu padre. Cielos, por supuesto que esto iba a ser mi secreto y el de mi…Daddy.

La semana fue tranquila, no había pasado mucho, de vez en cuando preguntaba por el señor James, no quería ser obvia y lucir interesada, así que trataba de cuidar lo que decía y como lo decía.

—Por cierto, mi padre preguntó esta mañana por ti, le caíste muy bien.

Yo sonreí. —¿En serio?— “Él también me encantó”. No podía olvidar lo bueno que era en la cama.

—Si, le dije que tienes novio.

—¿Qué?, ¿Por qué?.

—A, pues él preguntó.

—¿Y que dijo?—pregunté disimuladamente, Mel me miró con sospecha y yo sonreí.  —Es que los padres se ponen un poco histéricos y piensan mal— dije tratando de acomodar las palabras.

Ella torció un poco la boca y asintió.  —Pues no dijo mucho, —Oye, esta noche hay una fiesta con los amigos de Peter.

—Odio a los amigos de mi hermano—Dije recordando la última vez que salí con ellos.

—Vamos Wen, acompáñame,  es que a veces me cuesta iniciar una conversación y tú eres tan buena en eso, además, no quiero estar sola.

—Pero vas con Peter.

—Ya sabes como es él, una vez que empiece a tomar, se va a olvidar de mi.

Yo suspiré y asentí, no podía dejarla morir sola. —Está bien—Dije sin muchas ganas.

Ella aplaudió emocionada y así fue como terminé en una fiesta horrible, los amigos de mi hermano eran unos engreídos, así que mientras Melanie iba a una borrachera segura, yo me mantenía ocupada en mi celular, hablando con mi novio, lo amaba, pero a veces me hacía sentir sola y estresada, no se suponía que debiera de sentirme así, él era una buena persona, demasiado estudioso, demasiado enfocado en su futuro, era raro cuando practicábamos el sexo* y era yo la que tenía que insistir para hacerlo. Tal vez yo era la que estaba mal, ¿Cómo podía no querer un hombre como él?.

Para entrada la media noche ya tenía ganas de irme, Melanie estaba besándose con mi hermano y sentí que mi presencia en aquel lugar se había vuelto obsoleta.

Salí de la casa a fumar un cigarro y mi teléfono empezó a sonar, era el padre de Melanie, sí, me había llamado algunas veces anteriormente, siempre creí que tenía una voz atractiva, jamás coqueteé con él, no había encontrado alguna excusa para mandarle un mensaje o llamarlo, seguramente me llamaba para preguntarme por Melanie. Así que está era una buena oportunidad para poder hablar con él, después de lo de la última vez, no podía sacarlo de mi mente.

Me aclaré la garganta y respondí.

—Señor James— dije tratando de sonar casual.

—Hola Wen, ¿Melanie esta contigo?.

—Si, así es.

—¿Aún están en esa fiesta?.

—Si, pero estamos bien.

—Bien, ¿Puedes decirle que cuando venga a casa, me llame?.

—Por supuesto, yo le digo.

Hubo un silencio. —¿Tú estás bien?.

—Estoy bien.

—Muy bien, cuídate, no bebas demasiado.

Él colgó y yo sonreí. Tenia que parar con esto de una vez, dejar de sentir emoción al pensar en él.

 Para mi desgracia Melanie se puso súper ebria y mi hermano igual, así que tuve que llevar a mi hermano a casa y luego conducir hasta la casa de Melanie, tuve que llevarme su auto y ¿Cómo iba a regresar?, tendría que pedir un taxi, Mel tenía razón, me estaba volviendo aburrida, antes era yo la ebria a la que tenían que ir a dejar a su casa, ¿Cuándo se habían invertido los papeles?.

Al llegar a su casa, dos guardias me dejaron pasar, toqué el timbre y esperé. Cuando la puerta se abrió me quedé sin aliento al ver al señor James con una camisa de vestir ligeramente desabrochada y esos pantalones que se ajustaban a él de un modo perverso.

Él me miró de pies a cabeza y sonrió.

—Lo siento, Mel bebió un poco y se quedó dormida—Dije tratando de olvidar nuestro último encuentro, no era el momento para pensar en eso.

El miró el auto de su hija y negó un poco divertido. —Mi hija se ha vuelto una rebelde desde que te conoció— dijo mientras caminaba hasta el auto.

“Rayos”. —Si, lo siento, no quería ser un mal ejemplo.

—No me mal entiendas, es bueno, antes ella no vivía ni un poco, ahora hasta tiene novio.

—¿Ya lo sabía?—pregunté sorprendida, se suponía que era un secreto, Melanie dijo que no quería contarle aun a su padre.

—Es mi hija, por supuesto que lo sé.

—Entonces ¿Sabe que sale con mi hermano?.

—Por supuesto.

Yo asentí y lo miré abrir la puerta para bajar a Mel. La cargó sin ningún problema y entró a la casa, yo lo seguí.

—No creo que seas una mala influencia, solo eres joven—Dijo después de dejar a Melanie en su cama, ella estaba en el quinto sueño.

—Claro. Bueno, entonces supongo que ya me voy—Dije al ver que estaría bien.

—¿No quieres quedarte?, tenemos una habitación de huéspedes.

—No, será mejor que me vaya, mañana tenemos clases.

Él asintió. —Entonces te llevo a tu casa.

—Ya es muy noche, pediré un taxi o…

—No puedo dejar que te vayas sola— dijo mientras se acercaba de un modo sigiloso, yo lo miré directo a los ojos, de nuevo sentía esas cosquillas en mi vientre, esas ganas de saltarle encima y besarlo, era demasiado impulsiva, así que sin pensarlo me lancé sobre él, me paré de puntillas y apenas y lo alcancé a besar en los labios.

Lo sabía, el deseo era mutuo, me sujetó con fuerza y me repegó contra la pared, sentía como ardía por dentro, y había solo una manera de calmar ese calor, empecé a desabotonarle la camisa y él no me detuvo, sus manos estaban ocupadas en mi trasero*.

—Papá…

Ambos nos detuvimos y miramos hacia donde se suponía que dormía Melanie, esto era el fin, iba a estar muy enojada, iba a odiarme por el resto de su vida, seguramente iba a terminar con mi hermano, todo era mi culpa.

—Apaga la luz…

Dijo ella con los ojos cerrados y con un puchero en el rostro, yo me alejé con prisa y salí de la habitación, cuando James salió, cerró la puerta y me miró.

—¿Nos vio?—Pregunté algo asustada.

—No, está muy ebria, tengamos cuidado.

—¿Tengamos cuidado?.

—¿Quieres algo de tomar?.

Yo asentí y lo seguí hasta al bar de su casa.

—Te voy a ser sincero— dijo él mientras me servía un trago, —Jamás había echo esto, jamás me metería con alguien de tu edad, no sé que me ocurre contigo.

—Solo es el deseo.

—Si, supongo que si, me atraes mucho físicamente, sé que no eres ingenua, a pesar de tu edad, puedo darme cuenta de que eres muy inteligente.

—¿Quiere que sea su amante?.

Él puso un vaso con licor frente a mi y se sirvió uno para él.

—¿Quieres?.

—Tengo más que perder que usted.

—Entiendo, no pasa nada, pero entonces será mejor no volver a vernos, no creo soportar tenerte cerca.

Yo sonreí y negué. —Aún no le doy mi respuesta.

Él enarcó una ceja y bebió de su trago, ¿Cómo podía decirle que no?, solo hacía falta mirarlo, cualquiera en mi lugar hubiera echo lo mismo.

Me acerqué a él y tire un poco de su camisa. Tal vez iba a arrepentirme, o tal vez no, tenía que averígualo.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP