Capítulo – Reina Sin Trono
Fátima Lombardí no tuvo que mover un solo dedo para verlo caer.
Desde la ventana de la sala de reuniones, con los brazos cruzados y el mentón en alto, lo vio. Fabricio Castiglioni, el gran “ingeniero estrella”, saliendo por la puerta principal de la obra como un perro apaleado, con el casco en la mano y la mirada perdida. El silencio de su marcha fue el mayor de los escándalos. La gloria le duró lo que dura una mentira cuando la verdad se cansa.
Y ella… sonrió.
No por placer. Por justicia. Porque ese imbécil se creía invencible. Porque pensó que podía arrastrarla a su miseria. Porque creyó que iba a tenerla de rodillas después de todo.
Y míralo ahora. Expulsado. Solo. Sin derecho a réplica.
Pero la sonrisa de Fátima duró lo que dura una exhalación. Porque el problema no era él. El problema era lo que quedaba.
Los números no cerraban Y ya no tenía de donde sacar un peso , lo que tenía ya lo usó para tapar los errores de Fabricio al sacar a Anahir y ahora con