Capítulo — Confesiones en Camino
La madrugada había dejado temblando a Alejandro. No pudo volver a dormir después de aquel sueño que ya no sentía como un sueño, sino como un recuerdo vivo, palpitante. Julia. Julia Medina. Su nombre resonaba en su mente como un eco imposible de acallar.
Al amanecer, se quedó mirando el celular en su mano. Dudó varias veces antes de escribir, pero al final lo hizo:
"Necesito hablar con vos. Cuando puedas."
El mensaje viajó con esa urgencia muda que tenían todas las palabras que le enviaba a su psicóloga misteriosa. Ella era la única persona con la que sentía que podía desarmarse sin miedo, la única que lo escuchaba sin juzgarlo. Y ahora, más que nunca, necesitaba hablar.
Se quedó con el teléfono apretado en la palma, como si de esa respuesta dependiera todo.
Del otro lado, Julia estaba en movimiento. El auto de su padre avanzaba rumbo a Colonia con el rumor constante de las ruedas sobre la ruta. Guillermo conducía con calma, Lili iba de co