Capítulo — Rumbo a Bellavista
Anahir miraba por la ventanilla de la camioneta, viendo cómo la ruta se extendía hacia el infinito entre campos abiertos y molinos dormidos. El sol de la tarde se filtraba entre las nubes, y ese aire templado que solo se siente cerca de la costa la envolvía como una manta vieja, conocida. El asfalto se estiraba delante de ellos como un puente entre el pasado y el presente, entre su historia y lo que venía a buscar.
Nicolás iba concentrado en el volante, una mano firme en el manillar, la otra apoyada en la ventanilla abierta. El viento jugaba con algunos mechones sueltos de su cabello, y Anahir lo observó de reojo, reconociendo en él algo que no había visto en mucho tiempo: paz. Pero no era la paz que se encuentra en el silencio. Era esa que se siente cuando uno encuentra un lugar seguro para caer. Y eso, sin querer, él se había convertido en eso para ella.
El aire dentro de la camioneta estaba cargado, aunque no hablaban. Era ese tipo de silencio espeso q