Capítulo – El Parto Perfecto
Era una mañana como cualquiera. El sol brillaba sobre la estructura casi terminada del Cinco Estrellas, Nicolás caminaba por la obra con cara de sospechoso. No un sospechoso de un delito... sino de presentimiento.
—Hoy va a pasar algo —le dijo a Santiago mientras revisaban unos planos.
—¿Se va a caer una viga?
—¡No, gracioso! Algo más grande. Más fuerte. Más... —dijo, llevándose la mano al pecho como si su papá interno le diera señales del universo.
Mientras tanto, en la oficina del Cinco Estrellas, Anahir estaba sentada en la silla giratoria, acomodándose como podía con su panza de 36 semanas. Pero esa mañana algo era distinto: se sentía liviana, ágil. Había dejado la casa impecable, el bolso preparado, la cocina ordenada. “Estás haciendo el nido”, le había dicho su madre por mensaje de texto cuando le contó esa mañana.
Silvia y Mayte estaban con ella revisando unos planos.
—Para mí que se cansaron de patear y se escondieron debajo de todo —d