Naiara
Layne se sentaba al frente de mí en la mesa, yo tenía a un lado al rey Pavel, y del otro al príncipe Nikko. Pero aun así casi podría jurar que sentía, los dedos de mi caballero cerca de mi cuello y en mis brazos.
Nunca me había tocado así y me parecía prácticamente pensar que había dejado marcas en mí. Él no me lo había dicho, pero estaba segura de que casi había comenzado a brillar. Y de repente mis pensamientos se ven abruptamente interrumpidos cuando escucho que el Rey Kai comienza a hablar, su tono aumentando cada vez más, como si intentara ser escuchado, sea como sea.
—¿No lo considera así... princesa?— y con temor me doy cuenta de que esperaban alguna respuesta mía.
En general estas conversaciones suele ser en torno a ellos, algunos comentando sobre sus reinos y esperando respuestas, de mi parte, algunas afirmaciones positivas.
—Disculpe su Majestad... estaba deleitada con el nuevo vino que nos ofrece nuestro generoso anfitrión...—respondo, con la copa de mi mano