Ocho
La mirada perdida de Raquel me provoca un escalofrío.

El que esté en el suelo, en la misma habitación en la que estuvo Sebastián es muy extraño. Sebastián seguramente estaba tan drogado y ebrio que perdió el conocimiento, en esas circunstancias no me explico cómo logramos llegar a la casa en la que amanecimos. Aparte, Raquel también se ve en mal estado, tuvimos que esperar a que se nos bajara para hacer el viaje y aun así, no recordamos nada.

―No llegué a esa parte ―Sebastián se ha paniqueado―. No sabía que estaba, pensé que la cámara estaba estropeada.

―¿Qué m****a con la tipa?

―¡Conozco a la chica!―Dalia lloriquea―. Es la que estaba colgada. Confirmo.

La pregunta que más rebota en mi mente es si realmente nos reunieron a todos en ese lugar. Eso explicaría a la persona de saco negro; él nos fue reuniendo de uno en uno. Primero Raquel, después Sebastián y así. Saco negro se acercó a mí, me ofreció su mano y la tomé, posiblemente después de eso me llevó a la habitación. En la historia d
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