Cincuenta y seis.2

Enero, 2011.

El año comienza con dos buenas noticias: Al fin estoy curada de mi fractura de brazo y ya no hay un solo rastro de las heridas que yo sola me hice. Mi caso fue bastante sonado, pero no tanto como el caso de otra chica que se suicidó.

Su nombre lo ignoro, pero sé que se tiró desde el cuarto piso de celdas. Simplemente se subió al barandal y se dejó caer. Por suerte no vi eso, si no, habría quedado traumada de por vida. O tal vez no.

—¿Cómo te sientes? —me pregunta el doctor de aspecto agradable.

—Bien, me ha servido el medicamento del dolor —sonrío y muevo el brazo con facilidad—. Y puedo moverme bien. Ya no me duele.

—Tuviste una fisura, no es tan grave como una fractura expuesta, pero tenemos que cerciorarnos de que ya está totalmente soldada.

En el reformatorio no hay una unidad de rayos X, así que me sorprendo cuando veo que trae una máquina rara y me pide que extienda el brazo.

—Es portátil —anuncia—. Las maravillas de la tecnología.

Una vez que vemos que mi brazo se
Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo