75. Hija
Isabella
Sus labios se aferran a los míos, y en medio de ese existe beso se adentra entre mis pliegues de forma exquisita; atrapa mi gemido en su boca para que no se escuche fuera de la habitación.
Sus embestidas son lentas y certeras, jamás podría olvidar esta sensación, es como aquella primera vez, donde ambos entregamos todo de nosotros.
Sin salir de mi se recorre hacia atrás y me va arrastrando a la orilla de la cama, me toma por los muslos y acomoda mis brazos en su cuello. Me eleva y camina en dirección del baño.
Muerdo mis labios para no soltar un grito de sorpresa; me deposita en el frío mármol del mueble, y nuevamente se adentra entre mis pliegues.
—Te extrañé tanto... Perdón por no...
—Sh, sh, sh, no... Ha... Bles —lo callo con un beso aferrando mis dedos a sus chinos qué me vuelven loca.
Mis piernas se aferran en su cintura y mis cadera se mueven ansiosas; bajo una de mis manos para poder recargarme en ella y subir un poco mis glúteos y tener más libertad de mo