74. Noche sin boda
Clark
Es la sensación más hermosa del mundo, trato de controlar mi llanto, para no asustarlo. Es tan pequeñito, como lamento no haber estado para ustedes.
Se remueve en mis brazos después de varios minutos en calma, me asustó y solo se me ocurre salir en busca de Isa. Están las tres mujeres en la cocina y me acerco con cuidado, pues siento que en cualquier momento se me puede caer.
—Isa —llamo su atención —se mueve, se mueve mucho.
—¡Oh cariño! —hace un gesto tierno y se retira el mandil par acercarse.
—Estaba tranquilo y de repente se empezó a mover mucho —le explico cuando lo retira de mis brazos.
—Ya tiene hambre este pequeño, vamos a la habitación, ven —me indica y la sigo.
Al llegar la veo tomar una sabanita, toma asiento en la cama y se acomoda para darle de comer a nuestro hijo.
Veo la hermosa escena recargado en el marco de la puerta, Isa, levanta la vista, me sonríe y me palmera la cama para que me siente junto a ellos.
Correspondo el gesto y avanzo despacio, esto es