72. Una y nos vamos
Isabella
Tengo unos minutos de abrir los ojos, fue bastante el tiempo que no había podido descansar como en estas horas; me estiró cual gatito recién despertando, relajando cada músculo de mi cuerpo.
Mi pequeño Steve, me ve con esos bellos ojos iguales a los de su padre y sonrío, me giro y le atraigo a mi pecho abrazando su pequeño cuerpecito.
Jugamos largo rato hasta que un olor muy peculiar, hace que me levante, veo su pañalera en el sillón frente a la cama, tomo un pañal y las toallitas.
—¡Iug! Alguien se hecho a perder je, je, je, je, vamos a tomar un baño amor.
Lo dejo envuelto en su cobijita en lo que lleno la tina a la mitad para poder bañarnos, la dejo a temperatura y mientras el agua cae, salgo a alimentar a este pequeño tragón.
Una hora más tarde ya estamos vestiditos y en espera de que su padre llegue, hasta hace unos minutos estaba tranquila, más ahora las mariposas en mi estómago no me dejan en paz.
No pude ni probar bocado de los nervios, Magie y la niñera