20. Mia
Clark
—Lo somos, y para siempre —le respondo sonriente.
Mi cadera se mueve lentamente esperando entrar un poco más, sus delgadas piernas se enredan en mi cintura.
Se encuentra impaciente, se mueve rápido e intento calmarla con besos suaves, acarició su cuerpo delicadamente, más ella, hace todo por llevarme al límite.
Muy a pesar de mis deseos por controlarme, me es casi imposible hacerlo, su estrechez me exprime, sus gemidos me invitan a llegar y sus hermosos gestos son una aliciente extra.
Tomo sus piernas y las acomodo sobre mis hombros, necesito sentirme más dentro de ella, sentirla más mía. Sus hermosos senos rebotan con cada embestida, sus mejillas enardecidas y su frente inicia a perlar en sudor.
Acomoda sus manos sobre su cabeza y se toma fuerte de las sábanas, con esa expresión entre dolor y placer, que me tiene vuelto loco.
Paso ambas piernas de un solo lado y la embisto sin contemplaciones, para ser su primera vez, es mas exigente que ninguna otra, más receptiva y más