VIOLA
Me quedé paralizada durante un buen rato después de que Lucas se marchara. Mi mente estaba llena de dudas, pero sabía que si seguía dándole vueltas al asunto, me dolería aún más la cabeza. Necesitaba un descanso. Tenía que dejar de presionarme tanto.
—Vamos, Vio. No seas tonta. Ya has sufrido bastante por sospechar de todo el mundo. Tienes que aprender a... dejarlo pasar.
Cerré los ojos y respiré hondo. Cuando los volví a abrir, mi mirada se posó en la pila de cosas que Lucas me había traído.
Una gran caja de libros, una pila de novelas con bonitas portadas, más velas de aromaterapia con diferentes aromas, infusiones de hierbas e incluso un juego de herramientas de pintura en miniatura. Todo estaba pensado especialmente para mí, y debería haberlo usado todo.
Mi mano se movió lentamente, sacando una bolsa de tamaño mediano de entre todas ellas. Me di cuenta de que aún no la había abierto.
Una sonrisa se dibujó en mi rostro sin que me diera cuenta. Dentro había un cuaderno de cuer