NOA
Veo que se enciende otro porro y saca el mando de su coche. Me pilla y su cara torna en enfado.
- ¿Hasta cuándo piensas dejar de seguirme?
- Es que no quiero estar sola.
- Tienes a tu amiga y a Kevin.
- Precisamente no me apetece ver ahora Kevin. – Alex cruza los brazos en jarra cansado.
- Tú te lo buscaste, nena – me acusa socarrón. – Ahora atente a las consecuencias.
- Por favor… - me arrodillo, hago pucheros y le miro suplicante.
- Cuidado con pedirme las cosas así… - se le forma una sonrisa de oreja a oreja, medio burlón, medio pícaro.
Me doy cuenta del error y avergonzada, me pongo de pie y estoy segura de que el rojo de mi cara es notorio.
- Está bien – se resigna y yo lo celebro interiormente. – Pero, te llevo a tu casa, nada de venir conmigo a ningún sitio.
- Hecho.
En cuanto le doy las indicaciones, aviso a Rebecca de que voy de camino a mi casa y se alarma.
“No t